que sucumbe en el aire
sostuvieron la brisa
coqueteando con donaire.
La tierra se elevo en suspiros
naturales de remolinos vivos,
de esos que aspiramos en la calle,
la esperanza se vistio de nuevo,
en el sentir de un abrazo invisible
entre el viento pegado a la brisa,
nadie se dio cuenta que reian
cuando las hojas volaron , testigos
sobre los arboles.
Alli se persibia el ritmico sonido
del canto silvestre de los pajaros,
que revoloteaban delante de todos
y la vida trascurre asi sin percatarse,
la rutina que continua sobre humanos
entre la naturaleza que permanece
eterna, para siempre entorno
por donde todos viven, por donde
todos ni se dan cuenta de esos detalles.
autor: Rayluz Nena Puma
unico,

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