Rodeándome enmudecido,
Escuálido como un suspiro
Muerto en las eternas horas
De los instantes vividos.
Jamás creí que era cierto,
Nunca la piel fue tan testigo,
Retorcerse en las sombras
En ese solitario desierto,
Añoranzas fieles de ti amigo.
Palabras duras como la roca
Golpean el sentimiento y el sentido,
Afectos intensos que se extravían,
Realidades que arden, queman,
Cuando el corazón lanza gemidos.
Mañanita húmeda que inquieta,
Vida que resbala como agua al rio,
Sucesos de viejos equipajes muñidos
Egoísmos acicalados del odio en vestido;
Rosan los sueños, en tal somnolencia;
Duermen abrazos, te quieros, en el olvido.
Autor:Rayluz Nena Puma
Venezuela Edo. Anzoategui
