Gritar en disfonía sin que nadie oiga,
Caminar sin dejar huellas que seguir
Morir estando en vida todavía.
Creyendo sin saber, sin pena ni gloria,
Huir de la nada sin ver el horizonte,
Levantarse acostado en nubes de algodón,
Desfilando en pasarela invisible con los
Sonidos del corazón.
Vestirse con la piel ajena del dolor,
Volar sin alas hacia el limbo infinito,
Aterrizar en paraje solitario sombrío,
En las sombras grises de lo que eras.
Vaciar el olvido en los recuerdos hermosos,
Sentirse único, raro como el unicornio
Perdido, entre dinosaurios de la mente,
Ir y venir agotado, estando detenido
En un solo sitio.
Llorar riendo con lágrimas rojas que
Remojan los labios agrietados, partidos,
Sentarse de pie en la piedra que es testigo,
Sin acordarte de quien eres de dónde vienes
Y a dónde has ido.
Sin saber si eres ignorante en la sabiduría
Que has aprendido, más quien mucho sabe
Es porque mucho cree que ha vivido.
Ver oscurecer el agua del mar azul
Sumergir las manos llenas de pedazos,
Tener sed estando tomando tanta agua,
Seguir sediento de motivaciones, al extrañar
Miles abrazos robados sin percatarlo.
Descansar el cansancio agotador de estar cansado,
Pintar las canas en la alopecia de la cabellera,
Del alma que recién la vida ha peinado,
Bailar la canción sin letras del ser amado
Despertar del sueño que jamás hemos soñado.
Autor: Rayluz Nena Puma
Venezuela, Edo. Anzoategui